En este documento se afirma que de 179 lugares que se mencionan en Asturias de Santillana, 106 eran de behetría, y que en el Valle de Toranzo la mayoría de las behetrías eran a favor de la casa de los Ceballos, destacando también los encomendados a los Castañeda, Villegas o Arce.
Junto a la behetría existían otros tipos de dependencia como abadengo, solariego (Santiurde y San Miguel de Luena), encontrándonos también un importante ámbito de realengo: Castillo Pedroso, Esponzués, Villegar, Quintana, Corvera, Prases y San Andrés de Cillero. En ningún caso nos encontramos con un lugar de señorío en el Valle.
Pero medio siglo más tarde, en el Apeo del Infante Don Fernando de Antequera, un catálogo de todas las vinculaciones y derechos de ciertos lugares de Asturias de Santillana, Campoo, Castilla Vieja, Saldaña, Pernía y Liébana, confeccionado por don Pedro Alfonso de Escalante en 1404 a petición de dicho Infante, las cosas habían cambiado considerablemente. De 187 lugares de las Asturias de Santillana, 152 eran de behetría, pero de estos sólo 112 se correspondían con los 179 del Becerro, un gran número de concejos habían pasado a ser señorío, institución que se había expandido notablemente. Observamos que en el Apeo aparece.
la Casa de Castañeda
Cobrando tributos a gente de behetría del Valle: en Alceda, Luena, Bejorís, Bárcena, Castillo Pedroso, Esponzués, Quintana de Valdetoranzo, San Martín de Valdetoranzo, Santiurde de Valdetoranzo, Salcedillo, Villasevil, Villegar y Aes. Esta contradicción que representa el sometimiento de una behetría, se debe a la concesión de privilegios reales a ciertos señores para cobrar los derechos que el Rey tenía en las behetrías: alcabala, martiniega, fonsadera…; e incluso para ejercer la jurisdicción o control de la justicia. Pero intentemos hacernos una idea de lo que sucedió para que se produjese este aparente cambio de propiedad, ya que en la mayoría de los casos los lugares continuaban siendo de behetría o realengo.
Como ya hemos visto, durante el siglo XII el Monasterio de Santa Juliana ejerció el dominio en gran parte de la comarca, pero el auge de la nobleza actuó en su detrimento. En época de Fernando III el Santo (1217-1252).
El linaje de los Castañeda
Dominaba varios valles, entre ellos el de Toranzo y parte del de
Carriedo. El responsable de este sometimiento fue don Diego Gómez de
Castañeda, hombre de armas que sirvió al Rey y se casó con doña Mayor
Álvarez de Asturias, con quien tuvo a don Pedro Díaz de Castañeda, y don Nuño
Díaz de Castañeda, hermanos que compartieron el oficio de Almirante
de Castilla al menos entre los años 1286 y 1291. En 1356, don Diego Gómez
II, hijo de don Pedro, también Almirante de Castilla (1311) y último señor
“natural” de Castañeda, muere violentamente en Toro, en el proceso de lucha por
el poder que enfrenta a Pedro I El Cruel (1350-1369) con sus nobles.
Pero la Casa de Castañeda no desaparecería ya
que, el 10 de febrero de 1333, Alfonso XI (1312-1350), había concedido el señorío,
junto con el territorio de Liébana y Aguilar de Campoo (1339), a uno de
sus bastardos, el Infante Don Tello, un personaje a quien su matrimonio con
doña Juana, hija de don Juan Núñez de Lara y de doña María de Vizcaya, le
habían proporcionado enorme influencia política en gran parte del territorio
cantábrico.
Don Diego Gómez II de Castañeda.
Parece ser que había intercambiado o vendido
con el Rey sus derechos sobre las behetrías de Castañeda, pues Alfonso XI
las pretendía para su hijo don Tello. Prueba de ello son las menciones que se
hacen en diversos lugares del Becerro de las Behetrías a la “…compra de Castañeda…”;
o en diversas declaraciones recogidas por el Apeo de 1404, dadas en San
Martín de Toranzo y Las Presillas, en las que se afirma que las rentas y
derechos que tiene el Rey en la zona son suyas porque “…las trocara el Rey
por Cabreras e por otro lugar con Diego Gómez de Castañeda”.
El hermano de don Tello e instaurador de la Casa
Real de los Trastámara, el también bastardo Enrique II (1369-1379), siguiendo
su famosa política de “mercedes enriqueñas” o concesiones del
realengo a aquellos señores que lo apoyaron en la guerra civil contra su
hermano Pedro I el Cruel (1350-1369), lo confirma el mismo año
de su muerte, en 1370, como Conde de Castañeda y Vizcaya, un título que
parece referirse más a su persona que a una entidad geográfica. Es decir, no
pensamos que se cree un condado que abarque ese extenso territorio, aunque nos
consta que Castañeda sí tendrá esa relación territorio-condado.
El señorío de Castañeda
Deja en herencia
a su hija doña María, a su muerte, el 15 de octubre de 1370, pero
unos meses después, el 18 de febrero de 1371 en Sevilla, Enrique II dona
mediante Privilegio Real a su sobrino y hermano de María, don Juan Téllez
Girón, los señoríos de Aguilar de Campoo, Castañeda y las merindades de
Liébana, Pernía y Campoo de Suso, así como los castillos de Vispieres y Peñamellera.
Don Juan Téllez, Alférez Mayor del Rey, se había casado en segundas nupcias con
doña Leonor de la Vega, heredera del señorío de la Vega, con quien tuvo a don
Juan el Mozo y a doña Aldonza Téllez de Castilla (Aldonza de Castañeda).
Moriría el 14 de Agosto de 1385, en la Batalla de Aljubarrota (Portugal),
pasando sus bienes a su hijo don Juan el Mozo, que falleció poco después
(1392), siendo aún niño, retornando de esta forma a la Corona los señoríos y
merindades donadas como “merced enriqueña”, y posteriormente Liébana, Pernía y
Campoo de Suso entregadas en 1395 por Enrique III (1390-1406) al Almirante
Diego Hurtado de Mendoza, que se había casado en 1387 por segundas nupcias
con doña Leonor de la Vega.
Así comenzaría un pleito entre la casa de la Vega y la de Castañeda, que alcanzaría el siglo XVI.
Doña Aldonza de Castañeda
Por otra parte a
la muerte de su padre y hermano, se convertiría en única heredera, por lo que
su marido, don Garci Fernández Manrique de Lara, Canciller Mayor de Castilla,
aparece ya en 1398 como señor de Castañeda y de Aguilar de Campoo, ratificado
más tarde por un privilegio de Juan II (1406-1454) el 28 de octubre de 1420,
ante el cual envía a su mujer doña Aldonza a tomar posesión en Castañeda y
sus villas.
El 24 de enero de 1421, el concejo de San Yuste de Val de Iguña, los procuradores de Quintana, Castillo, Villegar, Esponzués, Salcedillo y el Alcalde del Valle de Toranzo, prestaban juramento y homenaje a doña Aldonza. Cuando el Rey se entera de la toma de posesión de unos territorios que le habían sido forzados a conceder, envía ese mismo año por medio de un ballestero de maza la orden de que no se recibiese a don Garci como señor de esas tierras, pero partidarios de éste apalearon al emisario real.
Al
enterarse Juan II parte hacia Castañeda con un ejército de mil lanceros y desde
Aguilar envía una avanzadilla de cien hombres al mando de su Repostero Mayor
don Diego Pérez de Sarmiento y del Corregidor de las Asturias de Santillana,
don Pero González del Castillo, para dar castigo a los que habían agraviado a
su delegado. Se aplica la pena de muerte, el destierro, azotes o demolición de
las viviendas de aquellos partidarios del Conde que habían huido.
Don Garci fue encarcelado poco tiempo
después y sus bienes embargados. Pero un giro en la política real tendente a un
acercamiento con la nobleza, hace que sea liberado en 1428, que le sean
devueltas sus tierras e incluso, que el 26 de junio de 1429 le sea concedido el
título de primer Conde de Castañeda, confirmado mediante Privilegio Rodado el
25 de febrero de 1430, en el que se detallaba la donación “por juro
heredad, perpetuamente, para siempre jamás, la jurisdicción civil y criminal
alta y baxa y mixto imperio”, se permitía la institución del mayorazgo y la aplicación
de la libre disposición, excepto en el caso de religiosos, propiedades del
clero o a gente que no fuera del reino.
Tras la concesión del Condado de Castañeda
Don
Garci Fernández de Manrique se traslada a sus posesiones para recibir el pleito
homenaje de cada una de sus concejos. Del día 2 al 9 de noviembre de 1429
recorrería el Valle de Toranzo: Castillo Pedroso, Esponzués, Santiurde, Vejorís,
Acereda, Bárcena, Alceda, San Vicente, Villegar, Quintana, Salcedillo, Borleña,
Corvera e Iruz. Posteriormente pasa al Valle de Carriedo, Villaescusa, Camargo,
Corbán, Cueto, Piélagos, Cartes, para luego desplazarse más a occidente,
Vernejo, Fuentoria, Luey, Cabanzón, Merodio y San Vicente de Panes.
El 22 de mayo de 1436 fallece en Alcalá de Henares don Garci Fernández de Manrique, pasando el título y bienes, por mandato real de 8 de junio de 1437, a su primogénito don Juan García (Fernández) Manrique, quien de esta forma se convierte en el II Conde de Castañeda, además de ser Canciller Mayor de Castilla y señor de numerosos lugares.
Contrae matrimonio con doña Mencía Enriques, hija del Almirante Mayor
de Castilla, pero ésta fallecerá en 1480, por lo que se vuelve a casar con doña
Catalina Enríquez de Ribera. El 20 de junio de ese mismo año, los Reyes
Católicos confirman todos los privilegios y donaciones a la Casa de Castañeda y
le conceden la facultad de fundar mayorazgos. Así en 1484 crea uno en favor de
su primogénito don Garci Fernández Manrique, quien a la muerte de Don Juan, en
1493, hereda el III Condado de Castañeda, la villa de Aguilar de Campoo y el
oficio de merino de la Merindad de Aguilar de Campoo. Anteriormente, los Reyes
Católicos le otorgarán por Real Merced de 1484 el Marquesado de Aguilar.
La debilidad de la monarquía
Durante los siglos XIV y XV provocó un rápido ascenso de unos señores que utilizaban sus influencias para reforzar su poder mediante la concesión de privilegios, donaciones y el establecimiento de mayorazgos, un deseo cargado de ambición que chocaría con la oposición de los habitantes del Valle de Toranzo, un lugar en el que la confusa red de relaciones señoriales complicaba la toma de poder de un Conde a quien no le importaba la condición de sus vasallos. Estas disputas no eran exclusivas de este Valle, sino que se repetían por toda la geografía, propiciando la aparición de una arquitectura muy característica en Cantabria, es la época de construcción de unas torres que, en el caso de las que se han conservado hasta nuestros días, han pasado a formar parte de nuestros históricos paisajes. Es cierto que anteriormente existían ya gran número de estos edificios, pero es indudable que su número se multiplicó en estos siglos, dando cobijo a las ambiciones de unos señores y protección a las libertades de otros. Conocemos gran número de estas luchas por las alegaciones que se realizan en los interminables pleitos que se generan entre el Valle de Toranzo y los Condes de Castañeda.
En 1337 el concejo del Valle de Toranzo puso en conocimiento de Alfonso XI los agravios que recibía del señor de Castañeda, de los Merinos y de los caballeros hijosdalgos, y solicitó la devolución de sus antiguos privilegios. Esta protesta origina la confirmación real, otorgada en Tordesillas el 18 de Julio de 1337, que se considera Fuero Comarcal, recogiendo por escrito el régimen jurídico y privilegios que el Valle de Toranzo tenía desde “el tiempo de los Reyes onde nos venimos ê en el nuestro fasta aquí”.
El privilegio sería posteriormente confirmado en varias
ocasiones, por Enrique II en las Cortes de Toro de 1370; por Juan I el 15 de
agosto de 1379; por Enrique III el 15 de mayo de 1392; por Juan II el 23 de
noviembre de 1411; por Isabel la Católica el 20 de julio de 1478; por doña
Juana La Loca el 2 de julio de 1513; y por Felipe II en 1536. Pero las
intromisiones señoriales en el Valle no cesaron y el territorio tendería a la
despoblación, como afirma el Rey en este privilegio: “E, por todas estas
cosas y daños y males que han recibido y reciben, que se despuebla el dicho
lugar, en guisa que non han fincado si non pocos pobladores”.
No obstante la demanda de 1337 sería el primer ejemplo de resistencia popular frente al poder señorial, una actuación que sentó precedente en casos como el Pleito Viejo, reacción de la Villa de Santillana el 3 de noviembre de 1435 ante la usurpación jurisdiccional y el sometimiento con métodos violentos de sus habitantes, a manos de don Íñigo López de Mendoza, Marqués de Santillana “e otras personas”, entre las que destacamos al Conde de Castañeda en Cartes, Toranzo y Castañeda. Otro ejemplo es la demanda que el Valle de Carriedo realiza en 1495 al mismo Duque del Infantado y Marqués de Santillana ante la Real Chancillería de Valladolid (especie de Tribunal Superior de Justicia), por idénticos motivos, consiguiendo la condición de realengo en 1501. Con el tiempo se sucederán iniciativas similares en otros valles que conducirán a la formación de la actual Cantabria.
El Pleito de los Valles
Presentado en 1544 por los reales valles de Camargo, Villaescusa, Penagos, Cayón, Piélagos, Reocín, Cabezón, Cabuérniga y Alfoz de Lloredo, solicitando la rehabilitación de su condición de realengo frente a las injusticias del Marqués de Santillana, quien intentaba convertir las jurisdicciones en solariegas, es decir, estos valles debían depender sólo de lo reyes y ser tutelados por oficiales de la administración y, en su lugar, se les había impuesto una dependencia hacia el Marqués. En 1553 se dicta sentencia favorable a los valles, pero como en el caso del Pleito Viejo, será continuamente apelada hasta que en 1581 se emite el fallo en revista confirmatoria, declarando la reversión a la Corona y, por tanto, la facultad de ésta para ejercer señorío y jurisdicción civil y criminal, nombrando alcaldes, escribanos y merinos. Esta unión y su respectiva victoria, serviría a los valles como génesis para asociarse entre ellos y establecerse posteriormente en provincia junto a gran número de jurisdicciones de la actual Cantabria, a partir de las Ordenanzas de 28 de julio de 1778
En 1437 algunos vecinos de Toranzo se querellan
contra el Conde de Castañeda alegando que eran de behetría y no vasallos de don
Juan García Manrique. Por estas quejas, o simplemente por especificar aún
más la concesión que realizó el 8 de junio de 1437 al Conde, el Rey precisa
la “quieta posesión de 800 vecinos en dicho condado”, el caso es que don
Juan García Manrique también había denunciado que los Corregidores de la Merindad
de Asturias de Santillana le habían ocupado muchos de los bienes y vasallos de
su condado. La incautación de las nuevas posesiones alcanzó el Norte del Valle
hasta las localidades de Corvera y Villasevil y, ante las quejas de ambas
partes, el monarca manda realizar pesquisas enumerando la cantidad de vasallos
del Conde en cada lugar. Aún así, no conseguiría que los vecinos quedasen
contentos por lo que debe realizar una nueva pesquisa y una nueva atribución de
los 800 vasallos “en otros lugares de mi realengo cercanos que no fuesen
de behetría”, alcanzando esta vez los lugares de Iruz, Cillero, San Martín,
Villegar, Esponzués, Salcedillo, Quintana y Castillo Pedroso en el actual
Toranzo, incluyendo si hablamos del antiguo Valle de Toranzo a Aés, Las Presillas,
Hijas, Corrobárceno y San Andrés de Luena.
La solución había resultado ser una verdadera
trampa y ahora atribuía al Conde gran parte del Valle, lo cual desencadenó
nuevas denuncias, una por parte de don Íñigo López de Mendoza, que alegaba que
todos los lugares de Toranzo y desde el portazgo de Pie de Concha hasta el
mar, pertenecían a su familia por medio de una compra que sus antecesores
habían hecho a don Sancho Ruiz de Villegas; otra acusación por parte de Ruy
González de Villasevil, como representante de los Concejos y hombres buenos
escuderos del Valle, denunciando que Toranzo era de behetría; y otra querella a
manos de don Juan Díaz de Ceballos, señor de la Torre de las Presillas y
Pariente Mayor de la Casa de los Ceballos, quien sostiene que las behetrías de
Toranzo eran naturales de los Ceballos. El pleito comenzó en Arévalo el 8
de febrero de 1438 y finalizó en Madrigal el 31 de diciembre del mismo año, con
sentencia favorable al Conde de Castañeda.
El Conde don Juan, viendo que, después de haberse procurado numerosos privilegios y confirmaciones de los mismos concediéndole el territorio del condado, los habitantes seguían resistiéndose a su sometimiento, decide darles escarmiento asolando en 1438, junto a 5.000 soldados de a pie y caballo, los valles de Toranzo, Cayón y Castañeda, derrotando a sus vecinos en la llamada Sierra del Caballar (650 m), en la divisoria de la vega de Villafufre y la de Cayón. Asesinó al Alcalde de Toranzo, don Francisco Ruiz de Ceballos, natural de Bejorís, derribó varias casas en Vargas (Torre del Acabal), Cayón y Toranzo, como la torre de don Pedro Díaz de Villegas en Acereda, edificio que nunca se volvería a erigir. Numerosos linajes toranceses fueron derrotados en esta batalla:
Villegas, Ceballos, López-Guazo, Bustillo, Manjón, Pacheco, Portilla, Castañeda, Barreda, Bustamante, Quintanal, Escalante, Arce, Rueda…
Según la tradición, recogida en la obra Toranzo de
M. C. González Echegaray, no tardaron mucho nuestros hidalgos en tomarse
la revancha. Unos años después de esta derrota, don Rui Gómez, nombrado
Justicia Mayor del Valle a manos del Conde de Castañeda, será dado
caza como una alimaña, y ahorcado en una cagiga del Pico de la Coronilla,
en la divisoria con el Valle de Carriedo.
Para echar más leña al fuego, el 28 de agosto de 1444, Juan II concede al Conde de Castañeda el Valle de Toranzo íntegro, junto a Val de Iguña, Val de San Vicente y Rionansa, privilegio ratificado el 21 de noviembre de 1448.
Los Reyes Católicos
Posteriormente confirman el 20 de junio de 1480, todos los privilegios concedidos a don Juan García Manrique, lo que originaría nuevos pleitos.
En 1482, los vecinos del Valle de Toranzo litigan contra el Conde de Castañeda, acusándole nuevamente de cometer agravios en el Valle y solicitando a la Chancillería una reversión del cobro de las alcabalas a la Corona.
Denuncian el ejercicio de jurisdicción del Conde
y piden que se les devuelva la facultad de nombrar sus propios alcaldes, como
se hacía en todos los lugares de behetría. La querella contra dichos excesos se
reitera en 1497, pero el pleito se alargaría hasta 1661, momento en el que la
balanza se inclina hacia Toranzo.
En 1497 tiene lugar un importante hecho histórico
en la iglesia románica de Santa Cecilia (finales del siglo XII) en
Villasevil. Se trata de la boda entre el príncipe don Juan, hijo de los Reyes
Católicos y la princesa doña Margarita de Austria, hermana de Felipe el
Hermoso. Don Pedro Ruiz de Villegas corrió con los preparativos, tratando de
ganarse el favor de los reyes en la lucha que mantenían con los Manrique por el
control del Valle de Toranzo. La boda estuvo repleta de sucesivas casualidades,
la Princesa de Austria debía desembarcar en Laredo, pero una tormenta la hizo
dirigirse al puerto de Santander. La espectacular comitiva de la Princesa se
dirigía a Burgos, mientras, el séquito del Príncipe don Juan, se dirigía a su encuentro
el cual se produjo en Villasevil a mediados de marzo de 1497. El motivo de la
boda lo atribuye José María de Cossío a la “posible impaciencia erótica
del príncipe”. Aquí en Villasevil y, debido a esta anticipada boda, se originó
el cambio más brusco de nuestra historia, pues al morir el príncipe don Juan en
agosto de ese mismo año, y extinguida la rama masculina de las dinastías
españolas, será la casa austriaca la que ocupe el trono.
Por otro lado, este notable enlace, nos permite
hacernos una idea de la importancia de la vía torancesa en los desplazamientos
de la época hacia Burgos, ya que en el itinerario del viaje se comenta el paso
por un puerto que sin duda se trata de El Escudo: “…en medio de este
camino pasamos un río llamado Ebro”, un camino que en la Edad Moderna
sería muy utilizado por los arrieros que surtían de lanas y trigo a Santander,
a pesar del estado del firme, las extremas pendientes y la peligrosidad del río
Pas, al que debían atravesar nueve veces por endebles puentes de madera. Tan
sólo el de Puente Viesgo era de piedra, y nos consta que fue reparado en 1675.
NOBLE
LINAJE, Hubo antiguamente en las montañas de
Burgos un casa solariega y calificada que tenia en propiedad el
valle de Castañeda, cuyo nombre tomó el fundador de este ilustre
linaje.
Los
autores que han tratado de esta casa y apellido explican sus orígenes de muy
distintas maneras, pero los más autorizados coinciden en señalar
como progenitor del linaje al Conde Gutierre Rodríguez de
Asturias , quien procede del entronque de dos casas muy distinguidas
de Castilla, la casa real de Asturias - Santillana y la casa de Carrión,
entre el Conde Rodrigo Díaz de Asturias y Jimena Díaz, hija de los condes de
Carrión; Siendo el conde Gutierre, primer señor de Castañeda y fundador
del linaje, por haber casado con una noble señora propietaria de esta ilustre
casa, cuyo solar provendría de los señores de Vizcaya, en la casa de
Haro, el que floreció a fines del siglo XI tras la reconquista de la
ciudad hispana de Toledo. Procediendo de este esclarecido consorcio el
linaje de los Castañeda, tomando este nombre por apellido sus preclaros descendientes.
Su padre Rodrigo Díaz, fue Duque de Asturias y Conde de Oviedo, quinto nieto del Rey Don Fruela II de León.
Ilustres
genealogistas
Confirman
que Rodrigo Muñoz de Asturias (de Santillana), casado con Doña Jimena Ordoñez nieta del rey Bermudo se le atribuye la construcción de
la colegiata de Santa Cruz de Castañeda.
Sus
descendientes gozarían de la Colegiata y señorío de Castañeda.
Gutierre Rodriguez de Asturias, llamado de Castañeda fue Ricohombre del Rey Alfonso VI con quien se halló en la conquista de Toledo.
Su hijo Nuño Gutiérrez de Castañeda puso en libertad al citado rey Alfonso VI,
tras haber sido hecho prisionero en las guerras que tuvo con el rey de Navarra,
por lo que en compensación obtuvo la tenencia de la localidad de la Roa.
El Conde
Gutierre Rodríguez, primer Señor de Castañeda, tras haber
casado con una noble señora en la que había recaído una antigua y
poderosa casa, que tenía en Señorío el valle de Castañeda.
Tuvo de este
matrimonio por hijo primogénito a:
II. El
Conde Muño o Nuño Gutiérrez, segundo Señor de
Castañeda en sucesión de su madre, Ricohombre del Rey Don Alfonso VI. a
quien dio el señorío de la Roa durante su vida, caso con (Sancha hija del
Rey Alfonso VI), el que tuvo por hijo a:
III. El
Conde Góme Muñoz o Núñez de Castañeda, tercer Señor de Castañeda
y Ricohombre del Rey Don Alfonso VII, el Emperador. Casó con la Condesa María
Frolaz, hija de Fruela Ramírez, Conde de Astorga, de Lemos y del Bierzo, de la
que tuvo por hijo primogénito a
IV.
El conde Diego Gómez de Castañeda, cuarto Señor de
Castañeda, que floreció en el siglo XIII y fue Ricohombre de don Fernando III
el Santo, a quien sirvió en las guerras de su tiempo. Casó con su tía Mayor
Álvarez de las Asturias, naciendo de este enlace varios hijos, de los que
fue el primogénito:
V. Pedro Díaz de Castañeda, quinto Señor de Castañeda, sexto Almirante de Castilla, el año de 1290, casado dos veces: la primera, con Mayor Alonso de Celada (hija de Alonso García de Villamayor, Ricohombre y Señor de Celada, y de su mujer Leonor Alfonso),hija del infante Alonso señor de Molina. Y la segunda, con Inés Rodríguez de Villalobos, de la que tuvo a Berenguela de Castañeda, mujer de Lope Rodríguez.
Quien
tuvo por hijo primogénito del primer matrimonio a Diego Gómez II de
Castañeda VI Señor de Castañeda, Ricohombre de pendón y caldera del
rey Alfonso XI. Almirante del reino de Castilla el año de 1311, siendo ultimo
señor por esta casa tras haber trocado el Señorío con el rey, pues este las
pretendía para su hijo, el infante don Tello de Castilla.
Una
línea de Castañeda entroncó con los Carrillo, Señores
de la villa Hormaza, de la provincia de Burgos, en cuyo
Señorío mantendría consecución el linaje de los Castañeda la cual
viene de grandes Señores, encontrando en las memorias a:
Juan
Rodríguez de Castañeda Señor de Fuentidueña y las Hormazas, Capitán de
Castilla, quien muere en la batalla del Troncoso contra Portugal el año de
1385. Otro caballero de este linaje seria, Gonzalo Muñoz de Castañeda, quien
heredaría la casa de Ormaza, dejando entre sus descendientes otros caballeros y
escuderos de este linaje...
Otra
línea tuvo casa en el valle Toranzo (Cantabria), y sus
descendientes moraron en San Martín de Toranzo y en Iruz, lugares del citado
valle, pasando también a Valladolid y Madrid.
En el valle de Carriedo tuvo casa solar en el lugar de Tezanillos.
Otra
tuvo asiento en la villa de Torrelavega (Cantabria), y
obtuvo el título de Conde de Udalla concedido el 19 de Junio d e 1871
al Teniente General de los Ejércitos Ramón Castañeda y Fernández.
Otra radicó en Osuna (Sevilla), pasando sus descendientes a Madrid.
Otra moró en Pinto (Madrid), la Puebla de Montalbán (Toledo y Madrid).
Otra
apellidada Castañeda y Navarrete, ostentó el
título de Barón de Pemarola.
Otras se extendieron por las provincias de León, Palencia y
Valladolid, y probaron, como todas las anteriores, repetidamente su
nobleza.
Una familia ya estaba establecida en Cáceres en el siglo XV, en la feligresía
de la parroquia de Santa María, donde tenían sus enterramientos.
En Alava tuvo casas solares en la villa de Santa Cruz de Campezo,
documentada en 1550, y en la villa de Salinas de Añana, en 1570.
En Aragón tuvo casas solares en la ciudad de Zaragoza, su dueño Rodrigo de Castanyeda, y en Rivas, del Ayuntamiento de Egea de los Caballeros (Zaragoza), su dueño Pedro de Castaneda, documentada en la Fogueración aragonesa de 1495.
En Cataluña tuvo solar en Vallmoll, su dueña la viuda Castanyeda, documentada en la Fogueración catalana de 1553.
Pedro de Castañeda obtuvo repartimiento en la ciudad de Guadix (Granada) por ser vecino o poblador de ella en 1489.
Pasaron a las indias occidentales o América hacia Cuba, México, Nicaragua, Honduras, Panamá, Perú, Colombia, Argentina, Chile, República Dominicana, , Estados Unidos y Filipinas.
SEÑORES DE
VIZCAYA
En lo relativo a los señores de Vizcaya, pueden establecerse tres épocas:
La primera, la apócrifa, que arranca de Andeca y termina en don Zenón;
Segunda, la Zuriana, desde Zuría y sus sucesores envueltos en leyendas, pero entre los que
quizás exista algo auténtico.
La tercera, los notoriamente verdaderos en la que hay constancia escrita de su historia.
Según Lope García de Salazar, hubo cinco señores de
Vizcaya antes de los primeros señores que se pueden considerar históricos.
Estos son:
Su hijo Munso o Nunso López (909-920)
Ínigo Esquira, apodado "el Zurdo", o lo
que es lo mismo Ezquerra. Hijo del anterior. (920-924)
Lope II Íñiguez, también llamado Lope Díaz "el
Lindo", hijo del anterior. Casó con una señora castellana. (924-931)
Sancho López, hijo del anterior (931-993)
Y a partir de aquí, la relación de señores coincide
con la histórica, que empieza con Ínigo Esquirra, al que considera el sexto
Señor de Vizcaya y que era hermano bastardo de don Sancho.
En los nebulosos años del siglo IX -la Alta Edad Media- un periodo de escasos escritos y del que disponemos de pocos datos verificados. En la principal crónica de la época, la de Alfonso III de León (o de Asturias), no se hace mención alguna sobre lo aquí relatado, aunque resultaría lógico, dado el contenido de esta leyenda de las narraciones sobre Juan Zuria, sino la que el noble Lope García de Salazar escribió cinco siglos después pues tiene la honradez de ofrecer las dos versiones que conoció acerca del origen de Juan Zuria.
Gonzalo Gómez de Butrón, V señor de la casa de Butrón, nació en Butrón hacia el año de 1340. Fue Señor de los palacios de Balmaseda y sus patronatos de Vizcaya. El año de 1393 dio muerte a Juan Sánchez de Villela, señor de la Casa de Villela, quedando enemistadas las familias.
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